PRECEPTOS ÉTICOS Y PRÁCTICAS VIRTUOSAS

 "Apresuraos en hacer el bien; refrenad       vuestra mente hacia el mal"

 Dhammapada


Hacer el bien sin esperar recompensa. Hacer el bien sin esperar nada a cambio: fama, prestigio, respeto o beneficio económico. Ni siquiera por tener una mejor vida futura. Es mejor realizar buenas acciones de forma desinteresada y completamente altruista. 

Aunque recibamos ingratitud o daño por los favores que hemos hecho, no debemos desanimarnos en ningún caso. Piensa que, pese a todo, el bien que hiciste está bien hecho.

No relacionarse de manera prolongada con personas malvadas, quienes hacen daño intencionadamente y de forma calculada: ladrones, terroristas, secuestradores, estafadores, falsificadores, asesinos, etc. Evita las personas moralmente degeneradas. Escoge otro camino. Podemos intentar ayudarles al principio, pero lo más prudente es apartarse de ellos, pues si te relacionas con ellos de forma continuada te pueden dañar. No olvides que son individuos peligrosos y corres el riesgo de ser manipulado por su astucia. 

Respeto supremo hacia los maestros.Valorarlos mucho, pues ellos nos guían hacia la Iluminación. El filósofo Nagarjuna escribió en su libro "La Preciosa Guirnalda": "Escucha a los maestros rindiéndoles homenaje y respeto". Sin ellos, nuestro desarrollo espiritual sería mas arduo, cometeríamos más errores y nos sentiríamos perdidos con mayor frecuencia. El objetivo de los guías espirituales, nuestros maestros, es compartir con nosotros generosamente sus conocimientos y experiencia. Además de instruirnos, nos dan ánimos en los momentos de pereza o abatimiento. La ayuda que prestan los buenos maestros es en verdad inestimable. 

¿Qué hacer si alguien te hace daño? Si alguien te hace daño, deja espacio en tu mente para desearle lo mejor. Esto es la recomendación del budismo. NO ODIAR, no alimentar el deseo de venganza hacia la persona que te causó el daño. Uno tiende a pensar de este modo: es una persona malvada, perversa, una harpía, un auténtico demonio. En realidad, esa persona no es malvada sino que hace cosas malas. Es muy distinto. Esa persona que te está causando daño seguramente está perdida, está sufriendo. Por eso, no la odies. Si dejas que se instaure en tu corazón la animadversión, la animadversión te hará sufrir. 

Vamos a poner como ejemplo al Dalai Lama. El Dalai Lama no odia a los chinos, a pesar de que el ejército chino invadió el Tíbet. Los adversarios o enemigos nos brindan la oportunidad de ejercitar y desarrollar "paramitas" (perfecciones) como la paciencia y la generosidad. 

Evitar la avaricia. En este mundo donde todo es fugaz, ¿qué aprovecha acumular riquezas de un modo exagerado y sin freno? Tras la muerte no podremos disfrutar de ninguna posesión material que hayamos adquirido en vida. La avidez de dinero, querer ser rico, incluso muy rico, ¿para qué? ¿para disfrutar de placeres y lujos pasajeros? ¿acaso para ser admirado y aparecer en los "ranking" de las personas más adineradas del país y hasta del mundo? 

La riqueza, además trae consigo otro problema: el miedo. El hombre o la mujer acaudalados se ven asediados por el temor de perder la fortuna que han amasado. Tal vez a causa de un robo, una estafa, un incendio, cambios políticos, impuestos altos, etc.

Evitar la envidia. Nunca debemos envidiar las cualidades de otras personas ni sus propiedades. Bajo ningún concepto deberíamos permitir que crezca en nuestro corazón el deseo de destruir aquello que envidiamos en los demás: ya sea belleza física, posesiones o virtudes morales. 

Este defecto humano tan extendido ha de ser refrenado y combatido con determinación mediante la práctica de las "paramitas" (virtudes), especialmente la sabiduría, el amor-bondad y la paciencia.

Los logros de otras personas, sus virtudes, lo que han conseguido en la vida, todo eso ¿por qué me causa tristeza? Definimos la envidia como: "tristeza por el bien ajeno". En vez de sentir esa tristeza, debería sentir alegría ya que las cualidades y logros que envuelven a un ser humano enriquecen la vida y la sociedad, por tanto, de algún modo me enriquecen a mí también.

Ayudar a los necesitados. A los hambrientos facilitarles alimentos. A los que necesitan ropa, dársela. Jesús decía: "da de comer al que tiene hambre, da de beber al sediento". Realizar obras de misericordia, siempre que sea necesario. En nuestra relación con los demás, la generosidad y la compasión son importantes. 

Relacionarte con personas superiores moralmente, bajo cuya influencia nos hacemos mejores. De este tipo de personas aprenderemos muchas cosas buenas. Gracias a ellas, aprendemos a cultivar los valores morales. Ellas son un modelo de conducta en diversos aspectos. Su influjo puede llegar a ser muy duradero ya que estas personas virtuosas nos enseñan más que con palabras con su ejemplo, mediante sus actos, a través de su conducta excelente.

Se suele decir que la virtud lleva en sí misma su recompensa. Esta frase nos alentará a ser virtuosos y a poner en práctica las "paramitas".

En última instancia, nuestro ejemplo a seguir es el Dharma.



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