LAS DOS ORILLAS
Nos encontramos ahora mismo
en la ribera "samsárica".
¿Qué descubrimos en el interior de la mente
y a nuestro alrededor?
Dolor y sufrimiento,
la ignorancia campando a sus anchas.
Mara, "El Señor del Deseo", colocando lazos
para que caigamos en sus trampas.
Las emociones aflictivas
causan estragos en los seres humanos,
en concreto, la ira y el odio
son capaces de conducir la mente
a estados prácticamente de locura.
"No hay ningún mal como el odio",
afirmó Buda.
Los defectos como la avaricia
la envidia o la soberbia
crean problemas.
La orilla del mundanal "samsara"
ofrece placeres también,
pero estos sólo dan
una satisfacción momentánea y fugaz
¿Dónde se hallan entonces
la calma y la visión clara?
¿Dónde la dicha perdurable?
Levanto la mirada.
En la ribera opuesta del río
que oteo a lo lejos,
¿que se vislumbra?
Iluminación, nada menos, el mirar lúcido
una visión clara y penetrante.
Los velos son apartados por completo.
Los engaños que ciegan la mente
se eliminaron de manera eficaz.
Allí hay felicidad perdurable, no pasajera,
como sucede en el "samsara".
También habitan la otra orilla
la conciencia pura sin dualidad,
sin conceptos engañosos
que enturbien la percepción.
Quienes ya cruzaron a la otra orilla
superaron la ficción del ego,
han alcanzado las verdades últimas.
Veo en la distancia la meta final,
la Liberación del sufrimiento,
es decir, el Nibbana.
Estoy subiendo a bordo de la barca
que nos permitirá atravesar el río
situado entre ambas orillas.
Esa barca simboliza
los medios e instrumentos
que debemos utilizar
para pasar de una a otra orilla:
la meditación diaria,
el cultivo de las "paramitas" o virtudes,
la elección de un buen maestro,
tomar refugio en las Tres Joyas
(Buda, el Dharma, la Shanga),
el estudio reflexivo de los textos
tradicionales del budismo...
Todo ello son como las maderas
que componen el armazón de la barca.
Esta barca nos conducirá,
navegando despacio,
a la otra orilla,
lejos del mundanal "samsara"
lleno de inútil bullicio,
estridencia y confusión.


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