EL SURGIR DEPENDIENTE

Trae méritos escuchar hablar sobre la vacuidad, entendiendo por vacuidad el surgir dependiente.

Vamos a tratar  uno de los contenidos esenciales de la filosofía budista: de qué modo se producen la felicidad y el sufrimiento, como se generan las acciones, de dónde viene la negatividad.

Buda descubrió por sí mismo una explicación sobre como funciona la realidad y propuso un método para mejorar y alcanzar el conocimiento. A Buda se le llama 'El Conocedor' porque dió esta explicación general de cómo funciona la vida.

La verdad que enseña el Buda es la siguiente: el sufrimiento está causado por la ignorancia. La ignorancia provoca una cadena de acciones negativas. Además, propuso un antídoto contra el sufrimiento.




El Buda explicó la causalidad que conduce el sufrimiento. La fuente del sufrimiento son, sin duda, los engaños, la ignorancia, la acumulación de acciones no meritorias. 

No conocer la ausencia de existencia inherente, es decir, el desconocimiento de la vacuidad provoca sufrimiento.

 Aquí se está hablando de la posibilidad de transformar la mente, de la posibilidad de transformar el egoismo y la ignorancia. Estés o no inspirado por el dharma (doctrina) todos los seres necesitan este tipo de transformación.

En este sentido el Buda es omnisciente, un conocedor de todo lo relacionado con este aspecto. Buda, como maestro, no da una enseñanza excelente para conseguir superar nuestro egoismo e ignorancia.

El budismo nos ayuda a aceptar nuestras situaciones. El tipo de existencia que tenemos es sin elección. Nacemos, crecemos y morimos sin elección.




El sufrimiento que consiste en no controlar nuestras reacciones puede ser superado. Quien sigue el camino de Buda logra transformar su mente y controlar los impulsos y reacciones.

Se trata de una enseñanza auténtica porque sus discípulos desarrollaron las cualidades descritas por Buda. Sus seguidores llevaron a la práctica la idea del surgir dependiente, que para Buda es la verdadera naturaleza de la realidad.

Es verdad que normalmente aparece ante nosotros un yo sólido. No tenemos una sensación del surgir dependiente, cuando nos observamos. Pero se trata de una mera apariencia. Ese yo que se nos presenta con tanta firmeza sólo es una ilusión.

Se puede dar una explicación a lo que acaba de decir. La persona se establece por los cinco agregados dependientes y cada uno de los agregados, por su parte, también surge de forma dependiente. Por tanto no hay en la personalidad algo firme y sólido, que no depende de otros factores y que sea independiente por sí solo.

En la actualidad, la ciencia está dando la razón al budismo. Los científicos saben que el agua o el fuego no existen por sí mismos. Para que haya fuego se necesitan diferentes elementos y partículas. Y, si no, no hay fuego. Esto es algo que podemos entender con sencillez.




En otro orden de cosas, se habla mucho de enfado. Pero ¿qué es el enfado?. Nadie sabe lo que es. El enfado tampoco es sólido. Tiene que haber información, tiene que haber una situación externa para que surja el enfado. Así es como funcionan todas las cosas. También, los estados de ánimo negativos, como acabamos de ver. Todo viene de un surgir dependiente (enfado, tristeza, dolor, confusión, ignorancia: nada de ésto es sólido). Debemos acostumbrarnos a contemplar las cosas desde este enfoque.

Este punto de vista, este enfoque va a ser de mucha ayuda para penetrar en la verdadera naturaleza de los objetos, hechos y situaciones.

Realizamos proyecciones sobre las cosas con frecuencia. A partir de la base de una proyección nuestra del tipo 'no me gusta' se desencadena una escalada de sensaciones negativas. Dicha proyección puede tener como consecuencia numerosas sensaciones desagradables. Es así, realmente, como funciona mas.

Cuando estamos sufriendo hay una oscuridad en nuestra mente. Esa oscuridad la creamos nosotros mediante proyecciones mentales. Sin embargo, nunca penetramos en la naturaleza de todo este proceso.

Nos limitamos a etiquetar, a hacer imputaciones. Rara vez queremos penetrar en su naturaleza verdadera, y de una manera, siguen aumentando las sensaciones negativas.




En el momento en que estamos concibiendo algo negativo, tenemos que intentar ver lo que hay detrás, evitando poner etiquetas del tipo 'esto es bueno', 'esto es malo'.

Es importante darnos cuenta de como estamos proyectando, la cantidad a veces enorme de proyecciones, la cantidad de imágenes que generamos. Ser consecuentes de toda esta película que estamos creando en la mente.

Conviene ver estas imágenes mentales, que son sólo proyecciones, observar como creamos imágenes sin ninguna base lógica. Todas esas imágenes no existen de un modo sólido, como nosotros nos figuramos. No existen sustancialmente. Son como el reflejo falso en un espejo. Están vacías.

Cuando analizas todas estas imágenes creadas por la mente, y cuando analizas cualquier cosa, objeto o situación desde el punto de vista del surgir dependiente llegas inevitablemente a la conclusión de que esas imágenes, objetos o situaciones están vacías.

Son simplemente apariencia. Pero nosotros creemos que existen realmente. Las etiquetamos como algo que es una característica o cualidad del objeto. Ahí está el aferramiento. Porque atribuimos cualidades a los objetos, cualidades que no son otra cosa que proyecciones. Estamos muy apegados a ese objeto. El modo en que percibimos es 100% falso. Es sólo una proyección de la mente. Y no nos damos cuenta.




Es muy importante para nosotros entender todo este preoceso. Nos aferramos por completo. Creemos que la percepción que tenemos del objeto es real. Sólo es una proyección.

Si algo nos parece negativo seguimos proyectando sobre ese algo más y más cualidades negativas. O, al revés: si consideramos algo positivo proyectamos sobre ese objeto atributos positivos. Lo cierto es que ese objeto ni siquiera existe.

El ego siempre está detrás. A partir e ese ego se dan las proyecciones. Conviene reflexionar sobre esto y hacer un análisis.

Acabo de dar una explicación práctica de como funciona el surgir dependiente. A todos estos estados de confusión, preocupación o tristeza debemos aplicar la enseñanza de Buda sobre el surgir dependiente.

Hay quien piensa que los fenómenos son eternos y consistentes, que hay una esencia permanente en las cosas, que existe una solidez. Afirman que todos los fenómenos se caracterizan por poseer una esencia permanente que nunca muere.




Muchas personas tienen en cuenta el cambio pero, al mismo tiempo, creen que hay algo que no cambia. Piensan así: que hay una base sólida y eterna en los fenómenos y que cambian un poco.

Para rebatir estas ideas podemos presentar el siguiente argumento: si el origen de los fenómenos es eterno, si su base o su fuente es eterna, ¿por qué experimentan transformaciones?, ¿por qué razón están sometidos al cambio?

Buda enseña la vacuidad. Todo es transformable según su doctrina. Este fue el gran descubrimiento de Buda: que los fenómenos carecen de una sustancia permanente, que sólo son una proyección de la mente.

La vacuidad también se puede aplicar al yo. Tenemos del yo una idea muy sólida debido, en parte, a la sociedad, la cultura en la que vivimos, a la educación que hemos recibido. Nos percibimos como inmutables y sólidos, pero en realidad ese yo depende de muchos factores. Ese yo no es independiente ni existe por sí mismo. Necesita comida y oxígeno para respirar, por ejemplo. El yo depende de un conjunto de factores.

Notamos el yo como una continuidad. Sin embargo, esa sensación de continuidad sólo es una convención humana. Lo que llamamos 'continuo' no es sino convención.

Parece que los objetos, los fenómenos y las ideas son sólidas. Esto es solo apariencia. No es mas que una opinión, una idea mental, una mera proyección de nuestra mente. Esa solidez de los objetos o fenómenos está únicamente en nuestra cabeza. Es creada por la mente.

Y nunca deberíamos confundir lo de fuera con lo de dentro. Fuera es fuera. Dentro es dentro. Nunca debemos confundir la idea mental con la realidad


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