Consideraciones sobre la meditación
Dejad
libres los pensamientos. No intentéis controlarlos. Los pensamientos vienen y
van. Dejadlos fluir con naturalidad.
La
postura física es importante. Ha de ser una posición cómoda. Sentados
tranquilamente.
En
cuanto a la actitud mental, esta debe ser de atención y alerta. Una actitud
vigilante y de plena atención. No aceptéis o rechacéis nada. Tampoco conviene
hacer caso a las sensaciones de disgusto o enojo.
No
justificar el rechazo o el enfado. Si se justifican, se crean nudos. No juzgar
ningún objeto como positivo o negativo. Que cesen los juicios de valor.
Si
hay cosas buenas te aferras a ellas. Después, surgen a menudo dudas y
preocupaciones. De este modo, tras el aferramiento a las cosas que interpretas
como buenas, viene la perdida de equilibrio.
Por
su lado, las cosas malas (aquellas que juzgas como negativas) generan malestar
y dolor.
En
realidad no sabemos cómo gestionar todo esto. La guía principal, según el
budismo, es alcanzar la libertad. Es decir, no aferrarnos ni a lo bueno ni a lo
malo. Que nuestro espíritu esté libre de ataduras. No huir de lo negativo. No
atarnos a lo que consideramos positivo. Mantenernos libres, distanciándonos de
los pares de apuestas: bueno/malo, agradable/desagradable, etc.
Es
mejor esta otra actitud: estar conscientes de nuestra mente. Simplemente estar
conscientes.
Lo
bueno genera desequilibrio, exceso de aferramiento. Lo malo provoca rechazo y
dolor. Elijamos el camino del medio. Esta vía genera libertad y, al mismo
tiempo, crea relajación. La actitud moderada es fuente de equilibrio y
bienestar.
Así
pues, está claro lo que debemos hacer. Ahora falta saber cómo conseguirlo.
Mediante el entrenamiento y los ejercicios.
Es
preciso entrenar nuestra atención plena.
En
un primer paso aterrizamos en el momento presente. Llevamos nuestra mente al
presente. ¿Cómo? Fijándonos en las sensaciones físicas que estamos teniendo
ahora mismo: sonidos, olores, sensación de frío o calor, molestias en las
piernas por la postura, tipo de luz, tacto de la ropa, etc.
Procurad
no pensar en el pasado y evitad la tentación de pensar en el futuro. Hay que
hacerlo, aunque no sea fácil. Retirarse del pasado y del futuro. Impedir que nuestra mente se traslade a otras épocas que no sean el presente.
Ya estamos situados en el presente. Bien concentrados en
lo que está sucediendo ahora. Estamos conscientes, SIN INTERPRETAR, sin
justificar, ni catalogar.
Tenemos
esta experiencia mental. Además, notamos la naturaleza de la mente, tal como es. Estar conscientes. Además, somos
conscientes de lo que sucede en el interior de nuestra mente.
También trasladamos la atención hacia las
sensaciones corporales que están teniendo lugar ahora, desde los pies hasta la
cabeza.
Escucha
el sonido pero no pienses en él.
Mira
la luz pero no pienses en ella.
Siente
el calor pero no pienses en él.
Mantén
la conciencia en esas sensaciones, pero no pienses en ellas.
Atención
intensiva.
Atención
plena.
Hay
objetos de atención burdos y sutiles. Tu objeto de
atención puede ser un objeto, una sensación o la conciencia misma, pero es
mejor elegir algo relacionado con el momento presente.
Si
eliges como objeto de atención la conciencia misma, trata de mantener la
atención en la conciencia. Observar cómo va cambiando.
Evita
en lo posible pensar en el pasado o en el futuro. Si eliges un objeto de
meditación del presente, tu mente se centra en el presente.
Es
importante entrenar la conciencia.
Si
enfocamos la atención sobre las sensaciones dolorosas, su fuerza se reduce y
son menos intensas. La laxitud se vence intensificando la atención.
El
objeto de la atención puede ser una sensación corporal o mental. Pero no
debemos pensar sobre estas sensaciones. Sólo enfocar la atención en ellas, sin
forzar. Mantener la consciencia nada más. Estas sensaciones son insustanciales.
No se pueden tocar, son intangibles.
Segundo
paso.
Entrenar. Repetir para mejorar. Este entrenamiento puede transformar y relajar
nuestra mente.
El
sueño es positivo. La pesadilla es negativa. Pero los dos son sueños. No son
objetivos. Parecen muy reales, pero sólo son sueño, cuando despiertas.
En
el cine ocurre algo parecido. La imagen de los actores es producto de la luz.
No son personas reales.
Nuestra
apariencia en el espejo no es real. Sólo es un reflejo. El pensamiento es como el reflejo de un espejo.
No
hay por qué molestarse tanto. Juzgamos mal. Interpretamos equivocadamente. ¿Por
qué apegarse tanto? Sólo son reflejos. Los pensamientos son insustanciales.
Sólo son experiencia mental. No les demos demasiada importancia. No son
objetivos.
Milarepa
dice que los colores del arcoíris son muy bonitos, pero en unos segundos
desaparecen. Por consiguiente no te aferres a ellos. Su naturaleza es
impermanente.
Los
ruidos nos molestan. Pero su naturaleza está vacía. Si pensamos que nos
molestan, molestan más.
No
captamos la naturaleza en sí de las cosas. Sólo la interpretamos
subjetivamente. La mente además puede estar influida por ciertas emociones
negativas. Lo que hace que las interpretaciones sean todavía más subjetivas.
¿Alguien
puede tocar una sensación? No es posible, porque las sensaciones carecen de la
forma o tamaño. ¿Alguien puede tocar el sabor del chocolate? ¿O los sonidos de
un coche al pasar? Son experiencias mentales, bastante subjetivas y difíciles
de explicar.
El
pensamiento nos manipula, nos impulsa a movernos. Algo que interpretas como
malo te mueve. Creemos que estas ideas son muy concretas, sólidas, muy reales y
verdaderas. Dichas creencias e interpretaciones nos empujan a actuar de modo
impulsivo e imprudente.
Pero
con una actitud más realista y sana, descubriremos que sólo se trata de una
experiencia mental, meramente subjetiva, carente de sustancia material.
Cuando
luchan dos egos, ambos buscan venganza, satisfacción personal. Son movidos por
el orgullo. Los dos buscan incluso la muerte, para conseguir sus propósitos. Se
llega a estos extremos, a veces.
Si
analizamos bien la situación, estas dos personas que se odian están dando
vueltas, girando sin avanzar y caminando en círculo. ¿Cómo salir del círculo?
¿Cómo liberarse de esto (nirvana=liberación, libertad)? Aplicando la paciencia,
no dañando, buscando la paz, conservando la dignidad, darse cuenta de que la
lucha entre egos es un comportamiento infantil, superando la confusión, siguiendo
el camino de la sabiduría…
Cuando
surge el enfado perdemos el control, nos volvemos impulsivos e imprudentes. Las
personas que están enfrentadas sienten lo mismo. Están enfadados. ¿El antídoto?
Sentir compasión por el otro. Ponerse en el lugar del otro, poniendo en
práctica la empatía. Comprender al otro. Comprenderle de verdad. Y comprender
así mismo nuestros propios engaños y errores. Este es el consejo que nos da el “dharma”
(la doctrina).
Las
experiencias mentales
están
vacías de sustancia
no
son sólidas ni tangibles
son
como las imágenes de un espejo,
simples
reflejos, una apariencia nada más,
no
existen dentro del cristal.
Ha
sido un sueño agradable
o
una pesadilla terrible,
ambos
sueños nada más
mera
fantasía.
Esos
sueños sólo existen
en
mi mente. Me doy cuenta de ello cuando despierto
únicamente
se trata de experiencias
de
carácter mental, subjetivas.
Igual
sucede con los pensamientos
ya
sean agradables, desagradables o neutrales.
Sólo
son mente, a fin de cuentas.
No
tienen una substancia real.
Aunque
parecen tan objetivos,
tan
verdaderos y sólidos.
Analizándolas
con detenimiento
descubrimos
que estas sensaciones
o
pensamientos.
no
son tangibles ni sustanciales.
no
son palpables, no son materiales.
Son
experiencias mentales.
Son,
en definitiva, mente.
La
mente está vacía de cosas tangibles.
Es
como el espacio.
La
mente es cognición, conciencia.
La
mente es capaz de reconocer,
de
experimentar muchas cosas.
Puede imaginar, conocer,
experimentar
No tiene color.
Carece de tamaño o forma.
Esas son sus
características.
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